Fundamentos Macrobióticos nº3
Seguimos explicando el espíritu de la macrobiótica, el tercer precepto es el siguiente:
- Seamos nuestros propios maestros/as: el verdadero aprendizaje, el que nunca se olvida y se recuerda para siempre es el que se hace desde uno/a mismo/a. Es aquel que te dirige a ser tu mismo/a, sin condiciones. Es decir, todo lo contrario a la que sea hace y hacia dónde se dirige hoy en día la educación. Cada persona debe mirar a dentro y re-reconocerse, siendo así su propio maestro o maestra. Es una labor ardua, larga, constante y llena de perseverancia. Donde indudablemente deberemos primero reconocer y aceptar nuestros límites, para viajar a lo ilimitado, a lo que siempre ha sido, es y será. Esta labor es sencilla y complicada a la vez, por ello a veces precisa de guía, un maestro o maestra, con más experiencia que nosotros/as, por lo menos en la vía que escojamos para recorrer. Esto implica claro está, practicar, sin duda, los dos preceptos anteriormente explicados. Por un lado Tener Fe, en este caso entregarnos a la vía y confiar en el maestro o maestra. Y por otro, aplicar el non-credo, es decir, entregarnos, tener fe, pero practicar todo aquello cuanto nos enseñan. Es fácil en la enseñanza caer en muchas trampas y una de ellas es en la crítica hacia el maestro o maestra. Muchas veces me encuentro este tipo de actitudes, por ejemplo con personas que no aceptan el liderazgo, que buscan la libertad, pero se hacen presas así mismas, ya que nadie les ha dicho que no son libres. Y muchas de ellas, a la vez, desean ser líderes, sin duda, son manifestaciones de un arquetipo que deben solucionar. Por otro lado están las que esperan del maestro o maestra una persona perfecta, nuevamente un error, ya que depositan su responsabilidad en alguien y eso no debe hacerse, quieren que otra persona sea lo que ellas no son y encima les digan cómo serlo. Cada persona debe aprender todo lo que pueda de su maestro o maestra, no oponer resistencia y seguir avanzando y si ve algo malo en él o ella es responsabilidad de cambiarlo en sí misma, sin necesidad de que el maestro o maestra cambie. Esto es lo que nos conduce a nuestra maestría interior. Todo el mundo quiere ser maestro o maestra, libre, pero nadie quiere responsabilidades ni desprenderse de todo aquello donde este atrapado/a. Un buen maestro/a más allá de aprender unos contenidos, te dirigirá a que comprendes esto y a liberarte de ella misma, comprendiendo de que el mejor maestro/a esta en ti. Si comprendemos las leyes del universo, yin existe gracias a yang y gracias a yin, por ello el maestro/a lo puede ser gracias al alumno/a y el alumno/a lo puede ser gracias al maestro/a, sólo que yang dirige y da la dirección y yin le sigue a la vez que lo nutre. Si no entendemos esto ¿ Para qué queremos que alguien nos enseñe ? Hay personas todavía que se piensan que por pagar tienen derecho a todo, ¡Que miseria esta! Las cosas se van entregando de maestro/a discípulo/a por dos motivos, uno, porque el alumno/a se muestra apto para ello y dos, si, porque el maestro/ así lo decide. Si no confías que en quién te dirige vaya obrar de corazón desconfía de ti mismo, pero no denigres aquello que se te entrega. Sólo puede saber esto la persona que ha pasado por ello y sólo sabe esto la que se ha atrevido a corregir. ¡Porque qué crees sino que se puede reconocer en otro/a y ayudarlo a reconducir!
¡Despierta, no puedo enseñarte lo que deseas como deseas, sólo lo que sé cómo se!
Así lo he entendido yo, así lo he aprendido y sigo aprendiendo yo, gracias a maestros y maestras que he tenido y que tengo, maestros imperfectos de una gran talla como Manu Moreno, Fernando Lasa, Joxe Luis Arizala, Álvaro Remiro, Dr. Lee y todos mis alumnos/as que no dejan de enseñarme.
Los Maestros/as señalan una dirección, y los iniciados/as la siguen. En ese recorrer a veces hacen avergonzarte de ti mismo/a, de tus estupideces, te hacen reconducirte, reiniciarte, abandonar la enseñanza, volver a ella, pero gracias a ellos/as podemos liberarnos y seguir creciendo cada vez más libres y sabios/as. Y cuando conectamos con ellos/as lo estamos para siempre, incluso en la distancia.
Pero todo lleva su proceso y su tiempo. Iniciado/a, no tengas prisa. Todo comienza con un deseo, pero en el recorrido muchas veces cambia, no el deseo, sino desde donde surge, no cambia el objetivo, sino desde donde parto hacia él y en el camino, no queda otra que perseverar, trabajar, arduamente, ubicarse y reubicarse, aprender y desaprender, soltar.
Encontrar a vuestro propio maestro/a, desde la calma, el respeto, la perseverancia.
Un abrazo
Egoitz
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