Desarrollar la perseverancia ¿ Para que ?
Toda vía tradicional conduce a la persona a su propio conocimiento y le acerca a la Verdad. Pero toda vía debe ser recorrida, sin prisa y con constancia. Cuando nos iniciamos en una vía, debemos hacerlo de corazón si queremos que esa vía nos lleve a buen puerto. Para ello se precisa de un maestro o maestra, alguien como nosotros/as pero con más experiencia, para que apunte donde Uno/a debe dirigirse y no pierda de vista el faro. Por experiencia propia, es muy necesario tener a alguien a si a tu lado, por lo menos en los inicios y hasta que te diriges en la dirección correcta. Pero tan importante o más importante que el maestro o la maestra es la persona que recorre la vía, es decir, tú. Tu actitud, desde donde comienzas las cosas, hacia donde las diriges, pero sobre todo entregarte a la vía, a la tradición, abrazarla para que pueda surgir aquello que debe, no aquello que deseas.
Para ello es muy importante que practiques la vía y en ella la virtud, el desapego, gobernar los deseos, gobernar la ira, el miedo, la pereza. Tú tienes que ser la persona que gobierne el barco. Pero esto no se consigue de la noche a la mañana. Se consigue con perseverancia, con sacrificio, saboreando lo bueno y lo malo y atravesando cada dificultad que nos encontremos en el camino. No debemos huir a la mínima dificultad, no debemos esperar el menor “error” de la persona que nos guía para justificar nuestra impotencia. No debemos agradecer las dificultades ya que estas nos impulsan. Pero eso se hace sin prisa y con perseverancia.
Recuerdo que en mi practica dentro del Yi Chuan los primeros años el primer desafío fue conseguir practicar a diario, hoy en día los desafíos son otros, pero no han llegado hasta que he conseguido practicar diariamente, a pesar de las tormentas tanto externas como internas. Perseverancia, tiempo, práctica, eso es lo que necesitamos. Muchas veces lo intentaba dejar, buscando alguna excusa para no seguir su práctica, pero había algo que siempre me llamaba, que me atrapo. Las dudas no se disiparon hasta que me entrega a la práctica, cosa que me hizo abandonar otras cosas, que eran de mi gusto. Pero no podían ir de la mano, tenía que soltar para poder ser, cada vez más quién soy. Eso me producía miedo, rabia, dudas, nervios, pero no había pastillas ni gotas para su alivio, el único remedio era rendirse, soltar y entregarse. Una vez dad estos paso, todo se desvanece en la nada, porque de la nada surgieron gracias a nuestra mente.
Para entender y desarrollar una vía hay que mirar la vida con sus gafas y eso requiere de tiempo y práctica, de constancia. Si quieres entender y practicar la vía macrobiótica debes ponerte las lentes macrobióticas, no pensar como una persona macrobiótica y actuar desde otro paradigma, no, debes mirar las cosas de una manera concreta y actuar de una manera concreta, dentro de tu propia historia, claro está. Este es uno de los mayores retos, buscar la coherencia mediante la unión de nuestros pensamientos y nuestros actos. Esto implica, claro está, abdicar de ciertas cosas, soltar, dejar atrás, como decía Epicteto ” El deseo y la libertad no pueden ir unidos”. Pero nos cuesta mucho y como vivimos en una continua doble contrariedad ( entre lo que me gustaría y lo que realmente hago ) dejo de ser perseverante y no avanzo. Anda cambiando constantemente, de nido en nido, de flor en flor, de técnica en técnica. Así puede que sepa más cosas, pero la comprensión siempre será limitada.
Perseverancia es lo que se necesita, tiempo y constancia. En la vía macrobiótica las dificultades nos gustan, nos atraen, porque desde nuestro paradigma sabemos que nos son más que limites donde nos hemos quedado atrapados/as y atravesando esos límites profundizamos en la vía y en nosotros/as. Pero, volvemos a repetir, necesitamos perseverancia, práctica, práctica, tiempo, constancia y coherencia.
Muchas veces me encuentro a alumnos y alumnas que se quejan si tienen que hacer trabajos, presentar proyectos, estudiar, los pagos, los viajes u otras cosas. Y en mi recuerdo aparecen todo los esfuerzos que realice y sigo realizando, por eso se que esos límites los pone cada uno/a. A las personas no les gustan los límites, menos cuando ellos/as las ponen. En los estudios muchas veces a los alumnos/as les cuesta estudiar, entregarse a la vía, porque ello implica ganar cosas pero perder otras también. A veces lo quieren ya, rápido, porque quieren cambiar de vida y entonces se van a hacer formaciones rápidas y no recorren la vía. Es una opción, pero no hay profundidad. Y realmente es una doble contrariedad cuando hacemos esto, porque después desean después trabajar enseñando y ayudando otras personas rápidamente. Pero uno/a no puede enseñar algo que no posee. Cuando alguien se inicia así en una vía desea la miel, pero no recoger el polen ¿ Pero cómo hacer algo en otro que no eres capaz de hacer en ti? Conozco este deseo, porque una vez en mi hábito. Mi consejo es que te rindas a la Verdad, a lo que ya sabes, porque lo que ahora no haces lo tendrás que hacer más tarde. Para atravesar esto la persona debe renunciar a algo, rendirse y entregarse, aceptar, ser coherente ( lo máximo posible ) y ser perseverante, constante y activa. No se puede abrir una puerta sin cerrar la anterior. Pero que nadie se sienta mal, esto es parte de nuestro trabajo, de nuestro proceso.
Si queréis Ser quien verdaderamente sois. Si deseáis ser libres y felices perseverar en ello. No lo seáis desde la mente. No seáis espiritualistas voladores/as. Si queréis espiritualidad, empezad por ser coherentes, aceptaros como sois, aceptad a los demás como son, aunque piensen diferente. No penséis en ver ángeles o guardianes, no esperéis ver la luz. Crear la luz mediante la perseverancia logrando la verdadera aceptación y paz con todo lo que os rodea, atravesando las dificultades en todo aquello que se manifiesta en vuestro alrededor, no desde la mente, sino desde la acción cotidiana, día a día. En el momento de abandonar hacerlo sin ningún tipo de remordimiento, en el momento de sacar la espada blandirla si miedo a mancharos de sangre. Nada es bueno y nada es malo, cada cosa tiene su momento y su lugar.
Perseverancia, Perseverancia, Perseverancia.
Tiempo, tiempo, tiempo.
Constancia, constancia, constancia.
Buenas prácticas
Egoitz
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