¿Porqué no sano?

Muchas personas tienen problemas de salud, desde trastornos físicos hasta psíquicos. Realmente cuando alguien no se encuentra bien, rápidamente desea “ponerse bien” y muchas veces se recurre fuera para pedir ayuda.

Es aquí donde comienza la búsqueda milagrosa y rápida para nuestros males, y a poder ser la de un remedio bueno, barato y rápido y, sobre todo, que no demande implicación y esfuerzo, ¡Ah, y donde no tenga que cambiar nada!

Hoy en día, en el mercado, existen muchas técnicas, útiles todas ellas pero ninguna vale a la vez. La verdadera cura no va a venir por la técnica que alguien aplique, sino por la toma de responsabilidad de cada persona en su proceso, su implicación y su toma de consciencia. Y sobre todo, de si la persona está dispuesta a cambiar algo, a soltar algo, de lo contrario, será una persona intratable.

Pero he aquí la destreza de las personas que se dediquen a ayudar a otras a recuperar su salud, da igual el medio que utilicen, su destreza radicará siempre en ayudar a ordenar el desorden que ha llevado al caos a la persona. Y mayormente ese desorden no se encuentra en lo más burdo.

La verdadera cura vendrá del espíritu y no de una proteína o cualquier otra sustancia, ajena si cabe al caos que mora en el interior. Puede ser, si, no diré que no, que encuentre un ligero respiro, un remanso donde posar de nuevo la atención y evadir aquello que su Ser más interno manifiesta, pero siempre será eso, un remanso.

La libertad y fortaleza del verdadero océano sólo se entregará a la persona que de corazón se entregue y encomiende al espíritu, porque si el deseo intenta burlarlo, seguramente las lagrimas iníciales se convertirán el lágrimas de arrepentimiento, posteriormente, cuando quizás las puertas del océano se cierren definitivamente.

La persona que desee curarse debe elegir un medio y una ayuda si lo ve necesario,  entregarse a ese medio, para comenzar a recorrer un nuevo camino, donde deberá ir depositando cosas que ya no sirven, lastre, físico y psíquico. Lastre que perturba al espíritu y no deja que emerja el tesoro que tan bien guardado se encuentra en el interior.

Si, es cierto, hay veces que el dolor no se irá, habrá veces en los que el cuerpo deba abandonar su estado de coagulación para disolverse, pero es ahí donde el espíritu retornará al Reino al que pertenece. Yang y yin. Nacimiento y muerte. Pero esto no será razón para que el espíritu no prosiga con su labor, por ello, siempre debemos servirle.

¿Consultor y consultora Macrobiótica, cual es nuestra labor aquí? 

Nos olvides que cuando alguien pide tu ayuda se genera una relación, una oportunidad de aprendizaje mutuo. Si su espíritu ve en ti una posible ayuda es porque esta ayuda se encuentra en ti, pero no lo confundas por favor, no se encuentra en tus deseos, libérate de ellos y deja que un espíritu enseñe al otro. Sinceramente, hazlo. Quizás, si me permites, primero conecta con tu espíritu, aprende a dejarte guiar por él. Lo que parece tan lejano está más cerca de lo que parece. Pero si, tienes razón, tarea de semejante envergadura parece no estar a tu alcance, pero no son más que límites de tu mente, si me permites, sólo haz lo que una semilla hace cada vez que espíritu se manifiesta.

Por ello, para ayudar;

-Da al cuerpo lo que necesite para que sostenga al espíritu, el tiempo que sea necesario, si no es posible, dale al cuerpo lo que necesite para que su disolución se de la manera más sencilla posible, evitando cualquier interposición que lo vuelva a dirigir a una coagulación ya imposible y que lo único que hará es alimentar un sufrimiento innecesario.

-Da a la materia lo que precise para que su forma sea la que debe ser.

-Por último, entrega al espíritu la oportunidad que te pide. Ayúdale a comprender aquello que debe.

Y a ti, hermano o  hermana que deseas la salud, escucha:

-Ya eres perfecto, ya eres perfecta tal y como eres pero hasta verlo, libérate de todo aquello que hace que no seas tú. Deja de arrastrar todo esos deseos de ser algo que nunca serás. Responsabilízate, mirando dentro y no fuera.

-Entrégate. Sigue un orden, se disciplinado/a hasta que sea necesario, cuidando de tu cuerpo tan bien como cuidarías de tu ser más querido. Aliméntalo correctamente. Si ves necesario acudir a la madre naturaleza en busca de un remedio  superior hazlo.

-Mira al cielo, mira a la naturaleza y veras que no son diferentes a ti. Vive como él lo hace, vive como ella lo hace, y el orden natural llegará sin tu desearlo.

Un abrazo

Egoitz